Cargando
Lunes 28 de Septiembre de 2015 10:00

Los chicos pasan 5 horas por día frente a las pantallas

Se aíslan del entorno familiar y pueden correr riesgos online, cómo manejar esta difícil relación tecnológica.

Los hermanos Agustín y Nicolás Hofmann, de 6 y 4 años, utilizan diariamente la tablet, la PlayStation, la computadora y, por supuesto, el televisor. Básicamente, en estas pantallas se entretienen con jueguitos y miran videos dos horas por día, aproximadamente.

“Agustín empezó a usar la tablet a los 18 meses. Se la entregamos durante un viaje en avión y se divirtió tanto que desde ese momento paseamos con mi marido por lugares que no son de interés para los niños, pero ellos vienen contentos porque los llevamos con sus pantallas en un cochecito para mellizos. Así, en mayo de este año fuimos a ciudades como Las Vegas y San Francisco, en los Estados Unidos”, cuenta Laura, una contadora de 40 años. Como ella vive en la ciudad de Buenos Aires, pero es de Rosario, cuando viajan a visitar a la familia materna, los nenes también lo hacen con sus respectivos dispositivos.

El caso de los hermanitos Hofmann es tan sólo un ejemplo de tantos que se observan a diario en los hogares, los restaurantes y los shopping.

Los adultos consumen y conversan, mientras los pequeños juegan o miran contenidos audiovisuales en tablets y smartphones. Dentro de la casa se suman otros aparatos, como las computadoras y las consolas de videojuegos.

Según un estudio reciente de Movistar en la Argentina, los chicos consideran que están en condiciones de tener su propio celular a partir de los 8 o 9 años, aunque en la vida real, los pequeños comienzan a ser propietarios de los equipos a partir de los 11 o 12. Además, el segmento Kids & Teens, es decir, consumidores de dispositivos tecnológicos que tienen entre 7 y 16 años, representa el 30% del mercado de teléfonos inteligentes de la Argentina, según un estudio realizado en junio por Ipsos a pedido de Samsung.

“Las encuestas más recientes indican que los chicos argentinos pasan 5 horas diarias con todos los medios. Sin embargo, los de mejor nivel socioeconómico suelen estar aún más tiempo conectados, porque tienen su propio smartphone”, explica Roxana Morduchowicz, doctora en Comunicación de la Universidad de París, especialista en cultura juvenil y autora del manual digital Los chicos y las pantallas en el Siglo XXI.

Mundo digital

Al cumplir 6 años, Martín Biosca pidió de regalo una Nintendo Wii. “Cuando yo volvía del trabajo a casa, a las 20, lo encontraba vestido con el uniforme del colegio, jugando con la consola. Así me di cuenta que él pasaba por lo menos 3 horas diarias frente a la pantalla. Para cambiar esta situación, dispuse que la use una hora al día. Sus hermanas mayores o su papá se ocupan de desconectarlo”, cuenta Silvina Lubovich, una neumonóloga pediátrica de 44 años. En realidad, ésta no es la primera pantalla que usa Martín, ya que desde los 4 años juega con la tablet que le habían regalado a su hermana Daniela cuando ella cumplió 9.

“Para mis chicos usar pantallas es algo tan natural, que cuando se las retiramos, lo aceptan con tranquilidad. Sin embargo, observo que cuando vienen a casa amiguitos que no tienen acceso a estos dispositivos, se desviven por usarlos”, cuenta Laura, y aclara que ella siempre está monitoreando qué videos miran sus chicos. Si bien Silvina no controla los websites por los cuales navegan sus hijas Daniela, de 11 años, y Luciana, de 13, destaca que la mayor usa Internet con fines educativos y que la menor mira videos y habla por Skype con sus amigas. “Aunque aún no tiene su propia cuenta de Facebook, Daniela se convertirá en usuaria pronto; me insiste mucho con este tema porque sus amigas del colegio ya usan Facebook”, dice la médica.

“Los padres sienten que sus hijos saben más de tecnología que ellos mismos, pero se trata de un saber instrumental que se obtiene con la práctica. En realidad, los adultos son los que tienen más sentido común, experiencia de vida y criterio con respecto al uso seguro y responsable de Internet”, dice Morduchowicz. Los expertos en la materia coinciden en que los niños necesitan tiempo de ocio e introspección, momentos para imaginar y soñar.

Citando investigaciones recientes, la autora menciona que el 90% de los argentinos de entre 11 y 17 años ingresan a Internet para navegar por las redes sociales, el 70% mira videos en YouTube y el 60% utiliza la Red para la tarea escolar. Más abajo se ubican otras actividades que realizan los adolescentes cuando navegan por la Web, como buscar información (60%), escuchar música (50%); usar el correo electrónico (40%) y jugar (40%).

“En los hogares hay más pantallas que libros o revistas. Este fenómeno no tiene que ver con una variable económica, sino con la decisión de los papás de dedicar el tiempo de ocio a estar frente a una pantalla en lugar de optar por otras actividades. Por eso, no hay que estigmatizar a los más chicos, ya que son los progenitores quienes les facilitan el acceso a los dispositivos”, dice la especialista, y concluye: “En síntesis, se trata de, como padres, dialogar, explicar, educar y estar presentes”.

Guía para vivir con Internet

En el cuarto, no

Las pantallas deben estar en espacios de circulación colectiva como el comedor o el living, no en el cuarto del chico.

Imborrable

Explicar al hijo que lo que se sube a Internet es público y muy difícil de borrar.

Interlocutores

Es conveniente que los padres sepan qué páginas web visitan sus chicos y con quiénes conversan.

Fuente: La Nación