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Jueves 17 de Febrero de 2011 20:41

Suprimen dos letras del alfabeto y sugieren cambios en la ortografía

La “ch” y la “ll” dejan de existir. Pero podrán mantener su nombre la “v”, la “b” y la “y”.

La Academia sugiere y recomienda, pero no impone”. “No estamos cambiando nada”. “No se modifican las reglas, ni se añaden nuevas”. “Si a usted le queda cómodo un acento, pues póngalo”. Cada frase, lanzada mientras los otros 21 titulares de las Academias de la Lengua Española le cubrían las espaldas, fue subrayada por el director de la Academia Mexicana de la Lengua, José Moreno de Alba, entrenado para atajar los penales que le patearon decenas de periodistas en el acto de presentación del acuerdo de las 22 Academias sobre la nueva edición de la “Ortografía de la Lengua Española”, que tuvo lugar ayer en la Feria del Libro de Guadalajara y que estará en las librerías hacia fines de diciembre.

¿La “y” griega pasará al olvido ante el ímpetu sonoro de la “ye”? ¿Cuántas letras tendrá el alfabeto después del destierro de la “ch” y la “ll”? ¿Sólo se quedó tan solo que ya ni lo acompaña un acento? ¿La “b” larga y la “v” corta se quedaron sin apellido? Pues nada de eso. Quedó claro que el revuelo que se armó cuando a principios de noviembre la Real Academia Española (RAE) difundió algunas de las nuevas normas que regirían en la ortografía de nuestro idioma, no fueron más que anuncios de lo que se estaba discutiendo, y no de lo que se estaba firmando. O al menos eso es lo que explicó Moreno de Alba.

El acto arrancó con una solemnidad que no iba a durar mucho. Al frente de los demás académicos, el representante mexicano leyó el acta: “El pleno de directores y presidentes de la Asociación de Academias de la Lengua Española, reunido en Guadalajara, Jalisco, México, a las 9 horas del día 28 de noviembre de 2010, acuerda por unimidad aprobar el texto definitivo de la nueva edición de la Ortografía de la Lengua Española”. Luego explicó que se trata de la primera ortografía razonada, exhaustiva y detallada , hecha “por todos y para todos”, nacida desde la unidad, para la unidad”, como intentando despejar sospechas de diferencias que, si las hubo, quedaron debajo de la alfombra.

A la hora de las preguntas de los medios de todos los países de habla hispana, Moreno de Alba se tomó el trabajo de responder casi como un maestro de escuela. Así, explicó que se ha tenido en cuenta la fuerza de la oralidad en la escritura , la importancia social de la ortografía y el peso de la política panhispánica (es decir, del habla americana) a la hora de redactar esta nueva ortografía. “Las reglas se explican con mayor exactitud, de manera razonada, con más ejemplos y con el propósito de unificar criterios. Hay una voluntad de precisión.

No se trata de hacer más complicadas las cosas , al contrario: la precisión de las reglas simplifica la ortografía”, añadió.

Traducido, lo que la nueva ortografía trata de hacer es clarificar las reglas que resultan de dudosa aplicación. Por ejemplo, ¿hay que escribir Océano Pacífico u océano Pacífico? “Resuelve este tipo de dudas, delimitando lo que es un nombre propio, y poniendo un poco de orden en las reglas que no eran suficientes”, agregó.

Cuando las preguntas llegaron al tema de los acentos o de la denominación de algunas letras, explicó: “Decidimos proponer unificar los nombres en los casos en que hay diversidad de denominaciones”. El texto definitivo no se limitará a esa denominación sugerida, sino también a las que proponen todas las Academias. Así, se sugiere que a la “b” se la llame “be”, y que la “v” se popularice como “uve”. Pero podremos seguir llamándolas “b” larga y “v” corta. Sí hubo consenso en eliminar la “ch” y la “ll”, con lo que nuestro albabeto queda en 27 letras. Por otro lado, los acentos en palabras como solo, este, ese o aquel, quedan a gusto del consumidor: la RAE recomienda no usarlos, pero si alguien quiere hacerlo no tendrá un bochazo en el boletín. “Se propone suspender estos acentos para simplificar las reglas. Pero no existe una razón fónica para utilizarlos. Se inventaron para distinguir funciones”, dijo.

Quedó claro que los académicos optaron por no dar una imagen de criterios fragmentados y que zanjaron sus discusiones de una manera que nadie esperaba: la Academia sugiere, pero no impone. Que los chicos no festejen de antemano: esto es sólo (con acento, a la vieja usanza) para algunos casos. Y en eso sí la RAE se puso de acuerdo.

“Los docentes deben adoptar las propuestas”

“Estoy feliz por el revuelo que armó, aunque aquí no ha corrido sangre sino mucha tinta”, dijo el presidente de la Academia Argentina de Letras, Pedro Luis Barcia, al terminar el acto de presentación de la “Ortografía de la Lengua Española”. El fue uno de los primeros en juzgar como imprudentes los anuncios que se habían hecho sin haber sido consensuados por todas las Academias.

-Quedó la impresión de que lo que se presentó es más una serie de propuestas que de reglas.

-No, en un 90 % las reglas son categóricas. La percepción de que hay cierta blandura o elasticidad es porque se buscó un equilibrio. La norma es ésa: un equilibrio que es una recomendación hacia la unidad. Las Academias tendrán que preocuparse para que los maestros y los docentes vayan gradualmente incorporando en la educación los acuerdos de esta unidad.

-Pero se dijo que eso tampoco será obligatorio...

-Eso lo respondo como Vicepresidente de la Academia de Educación: sería una torpeza que los docentes no adopten las propuestas y que hagan lo que quieran. Claro que eso no puede cambiarse de cuajo; pero en el futuro todos van a adoptar la simplificación y la unidad como un proceso natural.

Fuente: Clarín