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Lunes 18 de Abril de 2011 16:00

Arribó a la ciudad el marplatense que recorrió América en su bicicleta

Damián López, el ciclista oriundo de La Feliz que recorrió en su bicicleta durante 4 años el continente americano, regresó finalmente este sábado a la ciudad de Mar del Plata. Mirá las imágenes !

Tras viajar a bordo de “Maira” 52.415 kilómetros difundiendo la actividad de la ONG Aldeas Infantiles SOS, López -apodado “Jamerboi”- arribó pasadas las 13 horas a la Rotonda de El Gaucho en Champagnat y Juan B. Justo, donde fue recibido por familiares y amigos.

Desde allí, se dirigió a la sede local de Aldeas Infantiles, ubicada en Avenida Luro 10.220, para contar a los chicos sus vivencias. En el lugar fue saludado y felicitado por Federico Maidana, presidente del EMDeR, en nombre del intendente municipal Gustavo Pulti.

“Esperé este momento por 46 meses y 12 días. Desde que empecé el viaje estuve volviendo a casa, así que la emoción es enorme. Más con esta recepción increíble con amigos, familia y por supuesto con los chicos de la Aldea, que fueron el verdadero motor y el motivo de esta travesía. Lo más importante de este viaje ha sido poder llevar este mensaje del trabajo que realiza esta ONG en todo el Mundo”, dijo López.

En su travesía, el marplatense estuvo en 20 países americanos uniendo 33 centros de Aldeas Infantiles.

De cada lugar que visitó, la gente le ha ido regalando recuerdos que adornan los manubrios de su bicicleta. “Cada uno tiene su historia, son la parte emotiva del viaje”, expresó. Y de todas las Aldeas Infantiles en las que estuvo trajo regalos que ya están en Mar del Plata junto a los chicos de la Aldea Infantil local.

Luego de pedalear por montañas, desiertos, lagos y caminos de todo tipo, de conocer fronteras y estilos de vida, de recorrer de lado a lado América, al marplatense no le quedan dudas: “Lo volvería a hacer. Por supuesto”.

“Esto es una filosofía de vida. Realmente las expectativas han sido colmadas en todo sentido. No sólo en distancia, en lugares, en gente, sino con el impulso de la niñez, que me ha mantenido en pie durante todo este tiempo. Viví arriba de la bicicleta. Y, si bien uno va generando un poco de cansancio a lo largo de tanto tiempo viajando de esta forma, realmente la plenitud en que me siento es única. El viaje no es ir de A a B, sino todo lo que va pasando en el medio. Y eso ha sido fantástico”.

Fuente: El Atlántico