Argentina sufrió más de lo esperado y, si bien terminó ganando cómodamente, debió luchar y arremangarse para superar a los combativos panameños. Fue por 90 a 71 y decretó el cierre de la primera fase con récord perfecto. El lunes empieza ante Canadá la segunda parte del torneo, la decisiva, que definirá quiénes van a Londres 2012.

El equipo de Julio Lamas arrancó distraído y se desdibujó con el correr de los minutos producto de la frustración que le provocó la defensa zonal planteada por los panameños desde el minuto. Falló muchísimo desde afuera (4-16 cerró el PT) y eso que casi todos los perimetrales pudieron tomar tiros cómodos. Paralelamente, Forbes complicó con su estilo picante y Garcés y Lloreda con la terquedad para buscar siempre una alternativa en la pintura.

El combo generó que el seleccionado se vaya al descanso con desventaja (38-39), muy perdido, sin su defensa habitual y frustrada en ataque, por primera vez en el torneo. Tras el entretiempo, Argentina volvió a las fuente. Recuperó la paciencia y creó de atrás para adelante. Entonces secó las vías de gol rival y comenzó a lograr puntos de transición. También se abrió un poco el aro, lo que permitió que en un abir y cerrar de ojos, la diferencia se estirara a diez puntos y a 13 en el cierre del tercer chico.

Con la ventaja ya no hubo más partido. Porque la Selección supo administrar sus energías con criterio, se agrandó, repartió juego (cinco terminaron con 10 o más puntos) y anuló definitivamente a los de Rosario, que entre el desgaste y la falta de química, terminaron perdidos y resignados. También sirve ganar cuando no se juega del todo bien. Hay que saber valorarlo.