Jueves 20 de Diciembre de 2012 12:22
Había una vez... hace ya 200 años
Blancanieves, Caperucita Roja, Cenicienta y la Bella Durmiente son algunos de los cuentos que los hermanos Grimm editaron dos siglos atrás.
Podríamos abrir esta nota escribiendo: “Había una vez... dos hermanos llamadosJacob y Wilhelm Grimm”. Pero, en realidad, es más tentador contar los detalles poco conocidos de los cuentos de ambos escritores. Revelar, por ejemplo, que la madrastra de Blancanieves es en realidad condenada a bailar con unos zapatos al rojo vivo hasta caer muerta. O que el castigo de las hermanastras de Cenicienta corre a cargo de unas palomas que les arrancan los ojos.
Blancanieves y Cenicienta son apenas dos de los aclamados relatos de los hermanos Grimm, que este año celebran los 200 años de su publicación convertidos en un tesoro cultural que va más allá de religiones, modas, países y edades.
“Son nuestro Antiguo Testamento”, resumió recientemente el escritor alemán Martin Walsersobre la colección de relatos populares publicada por Jacob y Wilhelm el 20 de diciembre de 1812. Desde esa primera edición, “Los cuentos de hadas de los hermanos Grimm” se tradujeron a más de 170 lenguas y están considerados uno de los libros más difundidos en el mundo. De hecho, es la obra más influyente de la literatura alemana en el exterior junto con la “Biblia” de Martin Lutero.
¿Cómo se explica ese éxito? “Sus cuentos tratan diversos conflictos de una forma ejemplar y los problemas se resuelven desde una visión más optimista del mundo”, explicó Hans-Jörg Uther, experto en los Grimm.
Al rescate de la oralidad
Jacob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859) comenzaron a recopilar y reescribir antiguos cuentos de hadas en 1806 después de conocer a los escritores románticos Clemens Brentano y Achim von Arnim, también dedicados por entonces a investigar textos populares.
La búsqueda no se limitó a fuentes escritas: los Grimm rastrearon bellas heroínas, brujas, hadas y pócimas en numerosos relatos orales de amigos y colaboradores en la región de Kassel, centro de Alemania. La primera edición quedó lejos de ser un éxito: la descripción explícita de algunos pasajes escabrosos y los apuntes científicos de los autores no ayudaban precisamente a conquistar un público amplio.
El mayor de los Grimm, Jacob, vio cumplido su objetivo de salvar del olvido cuentos de la tradición oral y dejó de lado la obra. Pero Wilhelm supo ver el potencial del libro para el público infantil y dedicó los años siguientes a revestir los textos del estilo romántico que los inmortalizó.
Buen ejemplo de esa transformación es el cuento de Caperucita roja: la versión de los Grimm elimina los pasajes más violentos y eróticos de la leyenda original, en la que el lobo invita a la niña a acostarse con él y a comer carne de la abuela asesinada, y añade el final feliz más difundido del mundo.
Así, la edición de 1857 comenzó a perfilarse poco a poco como best-seller. De los cerca de 200 cuentos, algunos tienen apenas una decena de líneas y otros varias páginas. La mayoría describe cómo un protagonista virtuoso -casi siempre femenino- se encuentra con el mal y termina venciéndolo. La mitad comienza con el famoso: “Había una vez”.
Versiones nuevas
Hoy, en Mar del Plata, es posible encontrar en las librerías numerosas versiones edulcoradas de estos cuentos, la mayoría en ediciones para niños con dibujos y hasta primorosas ilustraciones en 3D. Pero, recientemente, se reeditó el libro con los cuentos originales comentado por el escritor Phill Pulman: “Hermanos Grimm... para todas las edades”. Este aniversario es una excelente oportunidad para conocer los detalles de la obra.