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Lunes 25 de Marzo de 2013 09:10

Fabrican juguetes con el corazón

Alumnos de entre 11 y 15 años de la Técnica 9 arman en un taller juegos didácticos, como rompecabezas y laberintos, para donarlos a escuelas especiales. Durante 2013 planean entregarlos en siete establecimientos del Partido.

En el enorme taller de la Escuela Técnica N° 9 “Di Tella”, de Piñeiro, los ruidos de las máquinas se hacen sentir. Hay herramientas, mesas grandes y materiales. Pero lo más importante: las pequeñas manos de los chicos creando juguetes y por detrás los profesores observando cada detalle. Los realizan en uno de los talleres que da la escuela, pero la nota que puedan llevarse en el boletín no es lo principal, sino la solidaridad y el corazón lleno de satisfacción cuando realizan pronosupinadores, es decir, juegos didácticos que trabajan la motricidad fina en chicos con capacidades especiales.

Los alumnos del ciclo básico que tienen entre 11 y 15 años, participan del proyecto solidario del colegio. Nació de un ex alumno que apadrina una escuela especial de Bahía Blanca: él se acercó para comentar que no conseguía pronosupinadores. Ahí surgió la idea de realizarlos y empezar a donarlos. “Para comenzar, con el dinero de la cooperadora compramos los materiales y un modelo de cada juego para tenerlos como patrón”, expresa Alejandra Dicciardelli, la directora.

Trabajando muy concentradas en su tarea están Helena Aguirre (13) y Rocío Blanco (14): “En la madera hacemos los agujeros para pasar el alambre. Es difícil, hay que tener precisión y un buen ojo”, explican. Y Rocío Benítez (14) agrega: “Esto los ayuda a desarrollar la mente”. Es así como entre todos crean juegos de destreza, rompecabezas, laberintos. Y hasta hicieron una mesa de cuatro tableros con imán.

Este año tienen pensado donarlos a siete escuelas especiales y jardines maternales. “El año pasado fuimos a entregar juegos a la 505 de Avellaneda. Llevamos algunos armados y otros para que los alumnos de ambos colegios lo terminen juntos y de esta manera interactúen”, explica la directora. Y agrega: “Esta experiencia de intercambio es muy buena, y después que vieron a quienes se lo daban los alumnos se comprometieron más”. Carlos D’Agostino y Miguel Lentini, profesores a cargo del taller, concuerdan: “Los chicos se engancharon mucho cuando se dieron cuenta de la utilidad que tenía y ya hicieron gran cantidad”.

La hora va pasando y la cantidad de pronosupinadores va en aumento, pero las energías que le ponen a este proyecto nunca se acaban. Al finalizar, Walter Cisneros (15), Maximiliano Velázquez (14) y Ezequiel Suárez (12) comentan: “Cuando le agarramos la mano no es difícil, pero en realidad nos gusta pensar que estamos ayudando”.

Fuente: Clarín