Lunes 9 de Septiembre de 2013 10:40
Un videojuego permitiría rejuvenecer el cerebro
Mejora la memoria de corto plazo y la concentración en personas de edad avanzada; el juego simula el tránsito en una autopista. Mira el video!
Puede haber un nuevo mercado para videojuegos: el de los octogenarios. Neurólogos han descubierto que maniobrar autos y simultáneamente atender a señales de tránsito en un videojuego puede mejorar la memoria de corto plazo y la concentración de largo plazo de adultos mayores. Alguna gente de hasta 80 años, dicen los investigadores, comienza a mostrar patrones neurológicos de gente de veintitantos. Especialistas de ciencias cognitivas dicen que las conclusiones, que se publicaron en la revista científica Nature , son un desarrollo significativo en cuanto a la comprensión de cómo fortalecer cerebros de más edad. Las mejoras de desempeño del cerebro no solo se vieron en el juego sino que también en otras tareas cognitivas.
Los investigadores pudieron medir y mostrar cambios en la actividad de las ondas cerebrales, lo que da más sustento a las conclusiones y sugiere que esta investigación podría ayudar a entender qué mecanismos neurológicos deben y pueden manipularse para mejorar la memoria y la concentración.
La investigación “muestra que se puede tomar gente mayor que no está funcionando bien y hacerla más joven cognitivamente por medio de este entrenamiento” dijo Earl K. Miller, un neurocientífico del Massachusetts Institute of Technology (MIT), que no estuvo vinculado a la investigación. “Es muy importante”.
El estudio da destaque a un campo en desarrollo en el que los investigadores están tratando de definir mejor e incluso expandir los límites de la atención, que se considera crucial para el desempeño, la memoria y la inteligencia. Estudios anteriores, realizados en la Universidad de Rochester y que se concentraron más en gente joven, muestran que jugar muy seguido a ciertos juegos comerciales de tiros muy intensos pueden llevar a mejoras en la capacidad del usuario de ignorar distracciones e incluso en su capacidad de aprendizaje.
Daphne Bavelier, que dirigió esa investigación, alertó que este campo es muy nuevo, y que el entrenamiento del cerebro puede tener efectos colaterales, como hacer que el cerebro funcione peor.
“Sabemos que podemos reordenar el cerebro, pero el desafío es hacerlo de modo adecuado”, dijo. “Estamos en la etapa primitiva del entrenamiento del cerebro”.
Lo significativo de la investigación parece destacarse con el título en la tapa de la edición de Nature que informa de la misma: “Cambia el Juego” (Game Changer).
Aún así, esta generación de investigaciones viene con otros fuertes alertas de neurocientíficos, que dicen que de ningún modo se demostró que interactuar con computadoras ofrece una manera segura de hacerse más inteligente. Miller dijo que algunos de los llamados juegos para el cerebro no funcionan como se publicita, y las investigaciones muestran que los científicos deben desarrollar juegos y testear objetivamente su efectividad.
Pero él y otros dijeron también que estos desarrollos podrían ofrecer algún antídoto para un problema que la tecnología a menudo agrava: la concentración limitada debido a la estimulación y las tareas múltiples constantes.
El estudio más reciente fue producto de un trabajo de cuatro años, con US$ 300.000 de fondos, en la Universidad de California, San Francisco, Neurocientíficos allí, encabezados por el doctor Adam Gazzaley, trabajaron con programadores para crear NeuroRacer , un videojuego relativamente simple en el que los jugadores manejan y tratan de identificar señales de tránsito específicas que aparecen en la pantalla, ignorando otras señales que se consideran irrelevantes.
Una de las principales conclusiones iniciales del estudio refuerza la noción de lo difícil que es realizar tareas simultáneas de modo exitoso, en particular a medida que la gente envejece. La gente de entre veinte y treinta años experimentó una caída del 26 por ciento de su desempeño cuando se le pidió que tratara de manejar e identificar señales al mismo tiempo (en vez de solo identificar las señales sin manejar). Para gente de entre 60 y más de 80, la caída del desempeño fue del 64 por ciento.
Pero luego de entrenarse con el juego la gente mayor se volvió más eficiente que la gente de entre veinte y treinta sin entrenamiento. Los niveles de desempeño se mantuvieron por seis meses, incluso sin entrenamiento adicional. Además los adultos mayores tuvieron mejor desempeño en pruebas de memoria y atención fuera del juego.
“Eso es lo que más llama la atención”, dijo Gazzaley. “Transferimos el beneficio del juego a distintas capacidades cognitivas fuera del mismo”.
Aún así, Gazzaley dijo que no debe pensarse que las conclusiones sugieren que cualquier actividad o videojuego puede mejorar la cognición o llevar a cambios en el cerebro.
“Hay una gran brecha entre lo que hicimos aquí y el mundo real”, dijo. Si alguien intenta hacer múltiples tareas simultáneas en al vida cotidiana, su desempeño puede mantenerse sin cambios o empeorar por tener la atención repartida. Las herramientas que usa la gente, dijo, deben tener el respaldo del rigor científico del mismo modo que el entrenamiento de los grandes atletas requiere un régimen.
Los investigadores crearon una segunda capa de pruebas monitoreando las ondas cerebrales de los participantes usando electroencefalografía. Lo que encontraron es que en los participantes mayores, entre 60 y más de 80 años, hubo incrementos en una onda cerebral llamada theta, una frecuencia de bajo nivel asociada con la atención. Cuando sujetos mayores se entrenaron con el juego, mostraron mayores apariciones de theta, del mismo tipo que se ven regularmente en gente de entre veinte y treinta años.
“Hicimos que la actividad de los adultos mayores en la corteza prefrontal se viera como la actividad en adultos más jóvenes” dijo Gazzaley, en referencia a una parte del cerebro fuertemente involucrada en la atención.
David E. Meyer, profesor de psicología de la Universidad de Michigan y experto en atención y envejecimiento, dijo que el uso de herramientas de medición de ondas cerebrales ofreció evidencias importantes de que algo estaba cambiando en el cerebro.
“El público e incluso científicos rigurosos tienen la tendencia a aceptar conclusiones a través del mecanismo de ´ver para creer´”. Dijo Meyer. “Esto permite ´ver´ algo”.
Fuente: La Nación