Lunes 24 de Mayo de 2021 12:00
El fantasma de la virtualidad
Volvió el fantasma de las clases virtuales y los que tenemos hijos adolescentes sabemos lo duro que puede ser.
El cerebro adolescente no ha completado su desarrollo, la corteza prefrontal, donde tienen lugar las funciones ejecutivas (tomar decisiones, anticipar posibles errores, adaptación a los cambios, planificar acciones y ser consecuente con sus objetivos) termina su desarrollo hacÃa los 20 años.
Entonces, por más que hablemos con ellos, este nuevo aislamiento pueden vivirlo desde una emocionalidad "a flor de piel" y quedarse ahÃ, digamos sin la posibilidad de darle sentido al resguardo sanitario, o aunque por un lado esto lo comprendan, por el otro su emoción pesará más.
Entonces, ¿qué hacemos?
Como siempre decimos, nuestro cerebro es social, necesita del otro para la supervivencia y aún en casa, donde estamos a salvo, el adolescente traduce ese otro como un par, no su familia, sino los mismos como él con quienes busca compartir y coexistir en un primer momento de ensayo de lo que será la salida del nido.
Si bien las redes sociales pueden ayudar en ese contacto con el mundo externo, sabemos que son un "arma de doble filo" por lo que su uso deberÃa ser monitoreado por los adultos.
Es normal que ahora la falta de motivación los "gobierne" pero nosotros sabemos que existen acciones que tienden a elevar los niveles de dopamina:
- Ejercicio FÃsico: Caminatas o andar en bici por el barrio es una buena opción.
- Juegos: SÃ, proponé juegos de mesa, karaoke (sÃ, esas canciones que ni podrÃas traducir) van a elevar sus niveles de dopamina y oxitocina.
- Abrazos: Es increÃble todo lo bueno que sucede en nuestro cerebro cuando damos y recibimos abrazos.
- Comunicación Asertiva: No invalidemos su emoción, no digamos frases como "No podés estar triste o enojado por esto", en cambio digamos, "Estás enojado, te entiendo, a mà también me pasa".
- Espacio: Que tenga su espacio, y sobre todo, que sostenga comunicación con sus pares aunque sea por videollamada.
¡Estás acciones sirven para todas las edades!
Escrito por Julieta Francomano, Neurosicoeducadora.